GRAN INVITACIÓN: EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ DERROCHANDO SU MISERICORDIA EN ESTE TIEMPO DE GRACIA "CUARESMA 2015" APROVÉCHEMOSLO EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA..TENGAMOS EN CUENTA QUE LOS PECADOS MORTALES NOS ALEJAN DEL REINO DE DIOS TOTALMENTE, PORQUE PRIVAN NUESTRA ALMA DE VIVIR LA GRACIA DEL DIOS UNO Y TRINO Y NOS INTRODUCE EN EL REINO DE SATANÁS.
GUÍAS PARA UNA BUENA CONFESIÓN:
PASOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN:
1. Examen de Conciencia.
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.
2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.
3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.
2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.
3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
EL SANTO CURA DE ARS - SOBRE LA CONFESIÓN
El Santo Cura de Ars, con más de treinta años de experiencia, aseveraba: “El que vive en el pecado toma las costumbres y formas de las bestias. La bestia, que no tiene capacidad de razonar, sólo conoce sus apetitos; del mismo modo el hombre que se vuelve semejante a las bestias pierde la razón y se deja conducir por los movimientos de su cuerpo. Un cristiano, creado a imagen de Dios, redimido por la sangre de Dios... ¡Un cristiano, objeto de las complacencias de las tres Personas Divinas! Un cristiano cuyo cuerpo es templo del Espíritu Santo: ¡he aquí lo que el pecado deshonra! El pecado es el verdugo de Dios y el asesino del alma...”[2].
Y continúa San Juan María Vianney: “Comprender que somos obra de Dios, es fácil; pero que la crucifixión de un Dios sea nuestra obra, ¡es incomprensible!”.
El cura de Ars, afirmaba que, para recibir el sacramento de la Penitencia son necesarias tres cosas: La Fe, que nos revela a Dios presente en el sacerdote. La Esperanza, que nos hace confiar en que Dios nos otorgará la gracia del perdón. La Caridad, que nos lleva a amar a Dios y que inculca en nuestro corazón el dolor de haberle ofendido.
San Gregorio Magno escribe:
“Como Dios permite el arrepentimiento después de cometidos los pecados, si el hombre llegase a saber el tiempo en que había de
salir de este mundo, podía invertir parte del tiempo en la
voluptuosidad, y lo restante en hacer penitencia; pero el
que ha prometido el perdón al que se arrepienta, no ha
prometido al pecador el día de mañana. Debemos temer en
todo tiempo el último día, cuya llegada no podemos prever”
(Homilía 12 in Evangelia). Y continúa: “Todas las cosas de este
mundo, por grandes que parezcan, son pequeñas en comparación
con la retribución eterna” (Homilía 9).
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FUERTE PERO ES LA REALIDAD...
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