viernes, 20 de noviembre de 2015
martes, 17 de noviembre de 2015
viernes, 9 de octubre de 2015
jueves, 8 de octubre de 2015
martes, 6 de octubre de 2015
lunes, 5 de octubre de 2015
martes, 8 de septiembre de 2015
Un solo suspiro de María vale más que todas las oraciones
“El Rosario es un arma potentísima para poner en
fuga a los demonios... El rosario mariano, ademas,
no sólo sirve especialmente para defenderse
de los enemigos de Dios y de la religión, sino que
también aviva las virtudes cristianas, las fomenta
y pacifíca los ánimos.”
—Pío XI, Encíclica Ingrevescentibus malis
fuga a los demonios... El rosario mariano, ademas,
no sólo sirve especialmente para defenderse
de los enemigos de Dios y de la religión, sino que
también aviva las virtudes cristianas, las fomenta
y pacifíca los ánimos.”
—Pío XI, Encíclica Ingrevescentibus malis
“En cierta ocasión, mientras Santo Domingo predicaba el Rosario a una gran muchedumbre, le presentaron un albigense poseído del demonio; lo exorcisó y arrojando su rosario sobre el cuello del poseso le preguntó a los demonios, a quién temían más de todos los Santos del cielo y a quién debían amar más los mortales. Los espíritus inmundos prorrumpiendo en alaridos ante semejante pregunta se resistieron suplicando al Santo que tenga piedad de ellos.
Insistió Santo Domingo a que respondieran a su pregunta mas todo fue inútil. Viendo que los demonios se negaban a decir palabra alguno se puso de rodillas y elevó a la Santísima Virgen esta plegaria: “¡Oh excelentísima Virgen María! Por virtud de tu Salterio y Rosario, ordena a estos enemigos del género humano que respondan a mi pregunta!” Los demonios gritando le rogaban al Santo que no los atormentara más, que les permitiera salir de ese cuerpo sin decir palabras. “Infelices sois e indignos de ser oídos”, respondió Santo Domingo. Y arrodillándose, elevó esta plegaria a la Santísima Virgen: “Madre dignísima de la Sabiduría, te ruego en favor del pueblo aquí presente -instruido ya sobre la forma de recitar bien la salutación angélica- ¡Obliga a estos enemigos tuyos a confesar públicamente aquí la plena y auténtica verdad al respecto!”
Había apenas terminado esta oración, cuando vio a su lado a la Santísima Virgen rodeada de multitud de ángeles, que con una varilla de oro en la mano golpeaban al poseso y le decía: “Responde a Domingo mi servidor.” Nadie veía ni oía a la Santísima Virgen, fuera de Santo Domingo.
Entonces los demonios comenzaron a gritar: “¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes sacas del infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos obligados -a pesar nuestro- a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas! Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros. Un solo suspiro que Ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores.
“Tened también en cuenta que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. ¡Ah! Si esta Marieta -así lo llamaban en su furia- no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías! Tenemos que añadir, con mayor claridad y precisión -obligados por la violencia que nos hacen-, que nadie que persevere en el rezo del rosario se condenará. Porque Ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.
https://youtu.be/vbjCLypnvRg
jueves, 3 de septiembre de 2015
jueves, 6 de agosto de 2015
miércoles, 5 de agosto de 2015
martes, 4 de agosto de 2015
sábado, 25 de julio de 2015
miércoles, 22 de julio de 2015
lunes, 13 de julio de 2015
domingo, 21 de junio de 2015
viernes, 12 de junio de 2015
LA MISERICORDIA ES CAMINO DE SANTIDAD. ES UN MANDATO DIVINO -"SEAN MISERICORDIOSOS COMO MI PADRE DEL CIELO ES MISERICORDIOSO".
LA MISERICORDIA HACIA EL HERMANO NECESITADO ATRAE LA BENDICIÓN DE DIOS SOBRE QUIEN LA PRACTICA.
LA HUMILDAD ES LIBRE. LA SOBERBIA ESTÁ ATADA A SUS MUCHAS NECEDADES HUMANAS.
QUITA SEÑOR JESÚS LA DUREZA DEL CORAZÓN HUMANO. SÓLO QUIEN PADECE SE COMPADECE.
"TODO SIRVE PARA BIEN DE LOS QUE DIOS AMA" Romanos 8,28.
ORACIÓN DE CONFIANZA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Postrado ante tus pies, humildemente vengo a pedirte dulce Jesús mío, poderte repetir constantemente SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.
Si la confianza es prueba de ternura, esta prueba de AMOR darte yo ansío, aun cuando esté sumido de amargura. SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.
En las horas más tristes de mi vida, cuando todos me dejen, ¡Oh Dios mío! Hy el alma este por penas combatida. SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.
Si contraje contigo Santa Alianza y te di todo mi amor y mi albedrío ¿cómo ha de ser frustrada mi esperanza? SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.
Y siento una confianza de tal suerte, que sin temor a NADA Jesús Mío, espero repetir hasta la muerte: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO.
![](https://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif)
Liturgia de las horas: 12 DE JUNIO VIERNES X DEL T. ORDINARIO SOLEMNIDAD ...
Liturgia de las horas: 12 DE JUNIO VIERNES X DEL T. ORDINARIO SOLEMNIDAD ...: De la Solemnidad. EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. (SOLEMNIDAD) La devoción al Corazón de Jesús existió ya en los primeros tie...
jueves, 11 de junio de 2015
viernes, 29 de mayo de 2015
miércoles, 27 de mayo de 2015
viernes, 22 de mayo de 2015
jueves, 21 de mayo de 2015
miércoles, 20 de mayo de 2015
miércoles, 13 de mayo de 2015
domingo, 3 de mayo de 2015
viernes, 1 de mayo de 2015
lunes, 27 de abril de 2015
sábado, 25 de abril de 2015
viernes, 24 de abril de 2015
viernes, 17 de abril de 2015
martes, 14 de abril de 2015
lunes, 13 de abril de 2015
domingo, 12 de abril de 2015
viernes, 10 de abril de 2015
miércoles, 8 de abril de 2015
domingo, 5 de abril de 2015
viernes, 3 de abril de 2015
jueves, 5 de marzo de 2015
SEGUNDO JUEVES DE CUARESMA 2015
JESÚS..DICE AL
DISCÍPULO……SÍGUEME…..
TENGO SED DE ALMAS.
…Que su acción Redentora no se pierda…
Agárrate de la Cruz mientras soplan los
vientos, que golpean tu carpa y aflojan sus tientos.
No te asustes del momento. Ni te olvides lo sufrido en otros tiempos, Agárrate de la Cruz; haz un nuevo intento. Clávala donde estas. Enarbola allí mi cuerpo Como signo del Amor que por ti llego al extremo. Agárrate de la Cruz; en Ella yo te llevo y aunque se sacuda tu barca y cruja tu Velero, llegaremos al alba al fin del derrotero.
No te asustes del momento. Ni te olvides lo sufrido en otros tiempos, Agárrate de la Cruz; haz un nuevo intento. Clávala donde estas. Enarbola allí mi cuerpo Como signo del Amor que por ti llego al extremo. Agárrate de la Cruz; en Ella yo te llevo y aunque se sacuda tu barca y cruja tu Velero, llegaremos al alba al fin del derrotero.
Entonces…
recordaras....mi lección aún siendo viejo: “Fija está la CRUZ, mientras al
mundo muevo."
domingo, 1 de marzo de 2015
viernes, 27 de febrero de 2015
TIEMPO PARA ESCOGER ¡¡MI SALVACIÓN! O ¡MI CONDENACIÓN! NO EXISTE UN TÉRMINO MEDIO..
GRAN INVITACIÓN: EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ DERROCHANDO SU MISERICORDIA EN ESTE TIEMPO DE GRACIA "CUARESMA 2015" APROVÉCHEMOSLO EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA..TENGAMOS EN CUENTA QUE LOS PECADOS MORTALES NOS ALEJAN DEL REINO DE DIOS TOTALMENTE, PORQUE PRIVAN NUESTRA ALMA DE VIVIR LA GRACIA DEL DIOS UNO Y TRINO Y NOS INTRODUCE EN EL REINO DE SATANÁS.
GUÍAS PARA UNA BUENA CONFESIÓN:
PASOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN:
1. Examen de Conciencia.
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.
2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.
3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.
2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.
3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
EL SANTO CURA DE ARS - SOBRE LA CONFESIÓN
El Santo Cura de Ars, con más de treinta años de experiencia, aseveraba: “El que vive en el pecado toma las costumbres y formas de las bestias. La bestia, que no tiene capacidad de razonar, sólo conoce sus apetitos; del mismo modo el hombre que se vuelve semejante a las bestias pierde la razón y se deja conducir por los movimientos de su cuerpo. Un cristiano, creado a imagen de Dios, redimido por la sangre de Dios... ¡Un cristiano, objeto de las complacencias de las tres Personas Divinas! Un cristiano cuyo cuerpo es templo del Espíritu Santo: ¡he aquí lo que el pecado deshonra! El pecado es el verdugo de Dios y el asesino del alma...”[2].
Y continúa San Juan María Vianney: “Comprender que somos obra de Dios, es fácil; pero que la crucifixión de un Dios sea nuestra obra, ¡es incomprensible!”.
El cura de Ars, afirmaba que, para recibir el sacramento de la Penitencia son necesarias tres cosas: La Fe, que nos revela a Dios presente en el sacerdote. La Esperanza, que nos hace confiar en que Dios nos otorgará la gracia del perdón. La Caridad, que nos lleva a amar a Dios y que inculca en nuestro corazón el dolor de haberle ofendido.
San Gregorio Magno escribe:
“Como Dios permite el arrepentimiento después de cometidos los pecados, si el hombre llegase a saber el tiempo en que había de
salir de este mundo, podía invertir parte del tiempo en la
voluptuosidad, y lo restante en hacer penitencia; pero el
que ha prometido el perdón al que se arrepienta, no ha
prometido al pecador el día de mañana. Debemos temer en
todo tiempo el último día, cuya llegada no podemos prever”
(Homilía 12 in Evangelia). Y continúa: “Todas las cosas de este
mundo, por grandes que parezcan, son pequeñas en comparación
con la retribución eterna” (Homilía 9).
|
FUERTE PERO ES LA REALIDAD...
UN CORAZÓN CONTRITO, ARREPENTIDO Y HUMILLADO, TU NO LO DESPRECIAS SEÑOR.
PRIMER VIERNES DE CUARESMA - VIERNES PENITENCIAL POR EXCELENCIA- MORTIFICACIÓN - AYUNO - , OBRAS DE MISERICORDIA - CORPORALES Y ESPIRITUALES EN FAVOR DE MIS HERMANITOS MÁS DESVALIDOS. UNA FRASE DE AMOR. UN ABRAZO FUERTE. UNA SONRISA. UN BIEN QUE YO POR MISERICORDIA DE DIOS POSEA Y DESDE MI INTERIOR EL AMOR DE DIOS ME IMPULSA A DARLO A MI HERMANO. GENEROSIDAD QUE VIENE DEL AMOR SANTO DE DIOS. Y NOS EMPUJA A LA SOLIDARIDAD. ES NUESTRO TIEMPO DE GRACIA QUE EL AMADO NOS HA RESERVADO EN UN MOMENTO HISTÓRICO DE NUESTRAS VIDAS, EN EL QUE EL MUNDO ESTÁ INMERSO EN LA DESHUMANIZACIÓN. POR ESO ES UN RETO ASUMIR ESTE INSTANTE DE GRACIA Y BENDICIÓN.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0ryLlbTJiV0hf1Fe0CPpqrSKSPaDiDzPnI6Iwv_VCQSJPsA1PAWC42b7O5n3aPTNcZEmF8v-sy7Wz_MdimEltu83X3wE_yuRxUTK0hr8LHypqTMQtcXRftQM9xIxSxXt8V9pIrSxTqi1Z/s1600/DIAYUNO.jpg)
jueves, 26 de febrero de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
lunes, 23 de febrero de 2015
domingo, 22 de febrero de 2015
ASUMAMOS NUESTRA PROPIA Y VERDADERA IDENTIDAD ESPIRITUAL.
DOS TIPOS DE SERES EN LA HISTORIA PASADA Y PRESENTE DEL MUNDO.
LOS SANTOS Y LOS MÁRTIRES TOMARON LA DECISIÓN Y LA GRACIA LOS COLMÓ PARA HACER LA VOLUNTAD DE DIOS, VENCIENDO EL RESPETO HUMANO ASÍ GLORIFICARON A DIOS, POR ESO PERTENECEN AHORA A LA IGLESIA TRIUNFANTE.
OTROS COMO PONCIO PILATOS Y EL REY HERODES ENTRE OTROS....NO FUÉ ASÍ....A DÓNDE PERTENECERÁN AHORA?? NO SEREMOS NOSOTROS LOS QUE JUZQUEN, SÓLO LE CORRESPONDE AL JUSTO JUEZ DEL MUNDO.
NOS CUENTAN LAS SAGRADAS ESCRITURAS QUE PONCIO PILATOS, LE CREYÓ A JESÚS, ENTRE OTRAS PORQUE NO LE ENCONTRÓ MOTIVOS PARA SU CASTIGO ¿POR QUÉ LO HIZO???? .....
EL REY HERODES LE TENÍA RESPETO A JUAN EL BAUTISTA PORQUE HABLABA CON LA VERDAD Y LE TRANSMITÍA PAZ, ¿POR QUÉ LO HIZO????...
EN EL PASADO Y EN EL PRESENTE, EL ACONTECER DIPLOMÁTICO Y EJECUTIVO DE LAS PERSONAS QUE DESEMPEÑAN DETERMINADOS ROLES EN LA COTIDIANIDAD DE LA VIDA; EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD, TOMAN DECISIONES QUE GLORIFICAN LA OBRA DE LA CREACIÓN O TIENDEN A ACABAR, CON TODO LO QUE ELLA REPRESENTA.
¿HASTA DÓNDE LA DIPLOMACIA Y LA VIDA EJECUTIVA, IRÁ DE LA MANO CON LA SINCERIDAD, CON LA CLARIDAD, CON LA COHERENCIA ENTRE LO QUE PROFESAMOS, PENSAMOS, DECIMOS Y HACEMOS, Y ADEMÁS, CON LAS VIRTUDES TEOLOGALES DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD. O TAL VEZ, NOS DESCUIDAMOS Y TERMINAMOS CAMINANDO POR OTRA VÍA QUE NO ES LA PROPUESTA DE AMOR QUE NOS DEJÓ NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
LA PREGUNTA ES: ¿ HACIA QUÉ LADO ESTOY APUNTANDO CON MIS DECISIONES, APRECIACIONES Y ACTUACIONES...HACIA LOS PRIMEROS O LOS SEGUNDOS....??
INVITACIÓN A CONFRONTARNOS CON NUESTRA PROPIA CONCIENCIA EN ESTE TIEMPO DE GRACIA "CUARESMA DE 2015".
ESTE EJEMPLO ACTUAL NOS PUEDE AYUDAR EN NUESTRA REFLEXIÓN.
El Arzobispo de San Francisco pide que se respete su derecho a contratar a personas fieles a la Iglesia para los colegios católicos. ¡¡¡EXCELENTE!!! ESTO SI ES COHERENCIA.
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=23326&utm_medium=email&utm_source=boletin&utm_campaign=bltn150221
SERMÓN DEL
SANTO CURA DE ARS SOBRE EL RESPETO HUMANO
Beatus qui non fuerit scandalizatus in me.
Bienaventurado el que no tomare escándalo en mí. (S. Mat.,
11, 6.)
Nada más glorioso y honorífico para un cristiano, que el
llevar el nombre sublime de hijo de Dios, de hermano de Jesucristo. Pero, al
propio tiempo, nada más infame que avergonzarse de ostentarlo cada vez que se
presenta ocasión para ello. No, no nos maraville el ver a hombres hipócritas,
que fingen en cuanto pueden un exterior de piedad para captarse la estimación y
las alabanzas de los demás, mientras que su pobre corazón se halla devorado por
los más infames pecados. Quisieran, estos ciegos, gozar de los honores
inseparables de la virtud, sin tomarse la molestia de practicarla. Pero
maravíllenos aún menos al ver a otros, buenos cristianos, ocultar, en cuanto
pueden, sus buenas obras a los ojos del mundo, temerosos de que la vanagloria
se insinúe en su corazón y de que los vanos aplausos de los hombres les hagan
perder el mérito y la recompensa de ellas. Pero ¿dónde encontrar cobardía más
criminal y abominación más detestable que la de nosotros, que, profesando creer
en Jesucristo, estando obligados por los más sagrados juramentos a seguir sus
huellas, a defender sus intereses y su gloria, aun a expensas de nuestra misma
vida, somos tan viles, que, a la primera ocasión, violamos las promesas que le
hemos hecho en las sagradas fuentes bautismales? ¡Ah, desdichados! ¿qué
hacemos? ¿Quién es Aquel de quien renegamos? Abandonamos a nuestro Dios, a
nuestro Salvador, para quedar esclavos del demonio, que nos engaña y no busca
otra cosa que nuestra ruina y nuestra eterna infelicidad. ¡Oh, maldito respeto
humano, qué de almas arrastras al infierno! Para mejor haceros ver su bajeza,
os mostraré: 1.º Cuánto ofende a Dios el respeto humano, es decir, la vergüenza
de hacer el bien; 2.° Cuán débil y mezquino de espíritu manifiesta ser el que
lo comete.
I.-No nos ocupemos de aquella primera clase de impíos que
emplean su tiempo, su ciencia y su miserable vida en destruir, si pudieran,
nuestra santa religión. Estos desgraciados parecen no vivir sino para hacer
nulos los sufrimientos, los méritos de la muerte y pasión de Jesucristo. Han
empleado, unos su fuerza, otros su ciencia, para quebrantar la piedra sobre la
cual Jesucristo edificó su Iglesia. Pero ellos son los que, insensatos, van a
estrellarse contra esta piedra de la Iglesia, que es nuestra santa religión, la
cual subsistirá a despecho de todos sus esfuerzos.
En efecto, ¿en qué vino a parar toda la Furia de los
perseguidores de la Iglesia, de los Nerones, de los Maximianos, de los
Dioclecianos, de tantos otros que creyeron hacerla desaparecer de la tierra can
la fuerza de sus armas? Sucedió todo lo contrario: la sangre de tantos
mártires, como dice Tertuliano, sólo sirvió para hacer florecer más que nunca
la religión: aquella sangre parecía una simiente de cristianos, que producía el
ciento por uno. ¡Desgraciados! ¿qué os ha hecho esta hermosa y santa religión,
para que así la persigáis, cuando sólo ella puede hacer al hombre dichoso aquí
en la tierra? ¡Ay! ¡cómo lloran y gimen ahora en los infiernos, donde conocen
claramente que esta religión, contra la cual se desenfrenaron, los hubiera
llevado al Paraíso! !Pero vanos e inútiles lamentos!
Mirad igualmente a esos otros impíos que hicieron cuanto
estuvo en su mano por destruir nuestra santa religión con sus escritos, un
Voltaire, un Juan-Jacobo Rousseau, un Diderot, un D´Alembert, un Volney y
tantos otros, que se pasaron la vida no más que en vomitar con sus escritos
cuanto podía inspirarles el demonio. ¡ Ay ! mucho mal hicieron, es verdad;
muchas almas perdieron, arrastrándolas consigo al infierno; pero no pudieron destruir
la religión como pensaban. Lejos de quebrantar la piedra sobre la cual
Jesucristo ha edificado su Iglesia, que ha de durar hasta el fin del mundo, se
estrellaron contra ella. ¿Dónde están ahora estos desdichados impíos? ¡Ay! en
el infierno, donde lloran su desgracia y la de todos aquellos que consigo
arrastraron.
Nada digamos, tampoco, de otra clase de impíos que, sin
manifestarse abiertamente enemigos de la religión de la cual conservan todavía
algunas prácticas externas, se permiten, no obstante, ciertas chanzas, por
ejemplo, sobre la virtud o la piedad de aquellos a quienes no se sienten con
ánimos de imitar. Dime, amigo, ¿qué te ha hecho esa religión que heredaste de
tus antepasados, que ellos tan fielmente practicaron delante de tus ojos, de la
cual tantas veces te dijeron que sólo ella puede hacer la felicidad del hombre
en la tierra, y que abandonándola, no podíamos menos de ser infelices? ¿Y a
dónde piensas que te conducirán, amigo, tus ribetes de impiedad? ¡Ay, pobre
amigo! al infierno, para llorar en él tu ceguera.
Tampoco diremos nada de esos cristianos que no son tales más
que de nombre; que practican su deber de cristianos de un modo tan miserable,
que hay para morirse de compasión. Los veréis que hacen sus oraciones con
fastidio, disipados, sin respeto. Los veréis en la Iglesia sin devoción; la
santa Misa comienza siempre para ellos demasiado pronto y acaba demasiado
tarde; no ha bajado aún el sacerdote del altar, y ellos están ya en la calle.
De frecuencia de Sacramentos, no hablemos; si alguna vez se acercan a
recibirlos, su aire de indiferencia va pregonando que absolutamente no saben lo
que hacen. Todo lo que atañe al servicio de Dios lo practican con un tedio
espantoso. ¡Buen Dios¡ ¡qué de almas perdidas por una eternidad! ¡Dios mío!; cuán
pequeño ha de ser el número de los que entran en el reino de los cielos, cuando
tan pocos hacen lo que deben por merecerlo!
Pero ¿dónde están -me diréis- los que se hacen culpables de
respeto humano? Atendedme un instante, y vais a saberlo. Por de pronto os diré
con San bernardo que por cualquier lado que se mire el respeto humano, que es
la vergüenza de cumplir los deberes de la religión por causa del mundo, todo
muestra en él menosprecio de Dios y de sus gracias y ceguera del alma. Digo, en
primer lugar, que la vergüenza de practicar el bien, por miedo al desprecio y a
las mofas de algunos desdichados impíos o de algunos ignorantes, es un
asombroso menosprecio que hacemos de la presencia de Dios, ante el cual estamos
siempre y que en el mismo instante podría lanzarnos al infierno. ¿Y por qué
motivo, esos malos cristianos se mofan de vosotros y ridiculizan vuestra
devoción? Yo os diré la verdadera causa: es que, no teniendo virtud para hacer
lo que hacéis vosotros, guardan inquina, porque con vuestra conducta despertáis
los remordimientos de su conciencia; pero estad bien seguros de que su corazón,
lejos de despreciaros, os profesan grande estima. Sí tienen necesidad de un
buen consejo; de alcanzar de Dios alguna gracia, no creáis que acudan a los que
se portan como ellos, sino a aquellos mismos de los cuales se burlaron, por lo
menos de palabra. ¿Te avergüenzas, amigo, de servir a Dios, por temor de verte
despreciado? Mira a Aquel que murió en esta cruz: pregúntale si se avergonzó Él
de verse despreciado y de morir de la manera más humillante en aquel infame
patíbulo. ¡Ah, qué ingratos somos con Dios, que parece hallar su gloria en
hacer publicar de siglo en siglo que nos ha escogido por hijos suyos! ¡Oh Dios
mío! ¡que ciego y despreciable es el hombre que teme un miserable qué dirán, y
no teme ofender a un Dios tan bueno! Digo, además, que el respeto humano nos
hace despreciar todas las gracias que el Señor nos mereció con su muerte y
pasión. Sí, por el respeto humano inutilizamos todas las gracias que Dios nos
había destinado para salvarnos. ¡Oh, maldito respeto humano, qué de almas
arrastras al infierno!
En segundo lugar, digo que el respeto humano encierra la
ceguera más deplorable. ¡Ay! no paramos atención en lo que perdemos. ¡Qué
desgracia para nosotros! Perdemos a Dios, al cual ninguna cosa podrá jamás
reemplazar. Perdernos el cielo, con todos sus bienes y delicias. Pero hay aún
otra desgracia, y es que tomarnos al demonio por padre y al infierno con todos
sus tormentos por nuestra herencia y recompensa. Trocamos nuestras dulzuras y
goces eternos en penas y lágrimas. ¡Ay! amigo, ¿en qué piensas? ¿Cómo tendrás
que arrepentirte por toda la eternidad! ¡Oh, Dios mío! ¿ podemos pensar en ello
y vivir todavía esclavos del mundo?
Es verdad- me diréis- que quien por temor al mundo no cumple
sus deberes de religión es bien desgraciado, puesto que nos dice el Señor que a
quien se avergonzare de servirle delante de los hombres no querrá Él
reconocerle delante de su Padre el día del juicio (Math. 10, 33.). ¡Dios mío!
temer al mundo; ¿porqué? sabiendo como sabemos que absolutamente es fuerza, ser
despreciado del mundo para agradar a Dios. Si temías al mundo, no debías
haberte hecho cristiano. Sabías bien que en las sagradas fuentes del bautismo
hacías juramento en presencia del mismo Jesucristo; que renunciabas al mundo y
al demonio; que te obligabas a seguir a Jesucristo llevando su cruz, cubierto
de oprobios y desprecios. ¿Temes al mundo? Pues bien, renuncia a tu bautismo, y
entrégate a ese mundo, al cual tanto temes desagradar.
Pero ¿cuando es -me diréis- que obramos nosotros por respeto
humano? Escucha bien, amigo mío. Es un día en que, estando en la feria, o en
una posada donde se come carne en día prohibido, se te invita a comerla
también; y tú, contentándote con bajar los ojos y ruborizarte, en vez de decir
que eres cristiano y que tu religión te lo prohíbe, la comes como los demás,
diciendo: Si no hago como ellos, se burlarán de mí ¿Se burlarán de ti, amigo?
¡Ah! tienes razón; ¡es una verdadera lástima! -¡Oh! es que haría aun mucho mas
mal, siendo causa de todos los disparates que dirían contra la religión, que el
que hago comiendo carne-. Conque ¿harías aún más mal? ¿Te parece bien que los
mártires, por temor de las blasfemias y juramentos de sus perseguidores,
hubiesen renunciado todos a su religión? Si otros obran mal, tanto peor para
ellos. ¡Ah ! di más bien: ¿no hay bastante con que otros desgraciados
crucifiquen a Jesús con su mala conducta, para que también tú te juntes a
ellos, para dar más que sufrir a Jesucristo? ¿Temes que se mofen de ti? ¡Ah,
desdichado! mira a Jesucristo en la cruz, y verás cuánto por ti ha hecho.
Conque ¿no sabes tú cuándo niegas a Jesucristo? Es un día en
que, estando en compañía de dos o tres personas, parece que se te han caído las
manos, o qué no sabes hacer la señal de la cruz, y miras si tienen los ojos
fijos en ti, y te contentas con decir tu bendición y acción de gracias en la
mesa mentalmente, o te retiras a un rincón para decirlas. Es cuando, al pasar
delante de una cruz, te haces el distraído, o dices que no fue por nosotros que
Dios murió en ella.
¿No sabes tú cuándo tienes respeto humano? Es un día en que,
hallándote en una tertulia donde se dicen obscenidades contra la santa virtud
de la pureza o contra la religión, no tienes valor para reprender a los que así
hablan, antes al contrario, por temor a sus burlas, te sonríes. -Es que no hay-
dices- otro remedio, si no quiero ser objeto de continua mofa-. ¿Temes que se
mofen de ti? Por este mismo temor negó San Pedro al Divino Maestro; pero el
temor no le libró de cometer con ello un gran pecado, que lloró luego toda su
vida.
¿No sabes tú cuando tienes respeto humano? Es un día en que
el Señor te inspira el pensamiento de ir a confesarte, y sientes que tienes
necesidad de ello, pero piensas que se chancearán de ti y te tratarán de
devoto. Es cuando te viene el pensamiento de ir a oír la santa Misa entre
semana, y nada te impide ir; pero te dices a ti mismo que se burlarían de ti y
que dirían: Esto es bueno para el que nada tiene que hacer, para los que viven
de su renta.
¡Cuántas veces este maldito respeto humano te ha impedido
asistir al catecismo y a la oración de la tarde! ¡Cuántas veces, estando en tu
casa, ocupado en algunas oraciones o lecturas de piedad, te has escondido por
disimulo, al ver que alguien llegaba! ¡Cuántas veces el respeto humano te ha
hecho quebrantar la ley del ayuno o de la abstinencia, por no atreverte a decir
que ayunabas o comías de vigilia! ¡Cuántas veces no te has atrevido a decir el
Angelus delante de la gente, o te has contentado con decirlo para ti, o has
salido del local donde estabas con otros para decirlo fuera! ¡Cuántas veces has
omitido las oraciones de la mañana o de la noche por hallarte con otros que no
las hacían; y todo esto por el temor de que se burlasen de ti! Anda, pobre
esclavo del mundo, aguarda el infierno donde serás precipitado; no te faltará
allí tiempo para echar en falta el bien que el mundo te ha impedido practicar.
¡Oh, buen Dios! ¡qué triste vida lleva el que quiere agradar
al mundo y a Dios! No amigo, te engañas. Fuera de que vivirás siempre infeliz,
no has de conseguir nunca complacer a Dios v al mundo; es cosa tan imposible
como poner fin a la eternidad. Oye un consejo que voy a darte, y serás menos
desgraciado: entrégate enteramente o a Dios o al mundo; no busques ni sigas más
que a un amo; pero una vez escogido, no le dejes ya. ¿Acaso no recuerdas lo que
te dice Jesucristo en el Evangelio: No puedes servir a Dios v al mundo, es
decir, no puedes seguir al mundo con sus placeres y a Jesucristo con su cruz?
No es que te falten trazas para ser, ora de Dios, ora del mundo. Digámoslo con
más claridad: es lástima que tu conciencia, qué tu corazón no te consientan
frecuentar por la mañana la sagrada misa y el baile por la tarde; pasar una
parte del día en la iglesia y otra parte en la taberna o en el, juego; hablar
un rato del buen Dios y otro rato de obscenidades o de calumnias contra tu
prójimo; hacer hoy un favor a tu vecino y mañana un agravio; en una palabra;
ser bueno y portarte bien y hablar de Dios en compañía de los buenos, y obrar
el mal en compañía de los malvados.
¡Ay! que la compañía de los perversos nos lleva a obrar el
mal. ¡Qué de pecados no evitaríamos si tuviésemos la dicha de apartarnos de la
gente sin religión! Refiere San Agustín que muchas veces, hallándose entre
personas perversas, sentía vergüenza de no igualarlas en maldad, y para no ser
tenido en menos, se gloriaba aun del mal que no había cometido. ¡Pobre ciego!
¡cuán digno eres de lástima! ¡qué triste vida! ... ¡Ah, maldito respeto humano!
¡qué de almas arrastras al infierno y de cuántos crímenes eres tú la causa!
¡Cuán culpable es el desprecio de las gracias que Dios nos quiere conceder para
salvarnos! ¡Cuántos y cuántos han comenzado el camino de su reprobación por el
respeto humano, porque, a medida que iban despreciando las gracias que les
concedía Dios, la fe se iba amortiguando en su alma; Y poco a poco iban
sintiendo, menos la gravedad del pecado, la pérdida del cielo, las ofensas que
pecando hacían a Dios. Así acabaron por caer en una completa parálisis, es
decir, por no darse ya cuenta del infeliz estado de su alma; se durmieron en el
pecado y la mayor parte murieron en él.
En el sagrado Evangelio leemos que Jesucristo en sus
misiones colmaba de toda suerte de gracias los lugares por donde pasaba. Ahora
era un ciego, a quien devolvía la vista; luego un sordo, a quien el oído; aquí
un leproso, a quien curaba de su lepra; más allá un difunto, a quien restituía
la vida. Con todo, vemos que eran muy pocos los que publicaban los beneficios
que acababan de recibir. ¿Y por qué esto? es que temían a los judíos; porque no
se podía ser amigo de los judíos y de Jesús. Y así, cuando se hallaban al lado
de Jesús, le reconocían; pero cuando se hallaban con los judíos, parecían
aprobarlos con su silencio. He aquí precisamente lo que nosotros hacemos:
cuando nos hallamos solos, al reflexionar sobre todos los beneficios que hemos
recibido del Señor, no podemos menos de testificarle nuestro reconocimiento por
haber nacido cristianos, por haber sido confirmados; mas cuando estamos con los
libertinos, parecemos compartir sus sentimientos, aplaudiendo con nuestras
sonrisas o nuestro silencio sus impiedades: ¡Oh, qué indigna preferencia,
exclama San Máximo! ¡Ah, maldito respeto
humano, qué de almas arrastras al infierno! ¡Qué tormento no pasará una persona
que así quiere vivir y agradar a dos contrarios! Tenemos de ello un
elocuente ejemplo en el Evangelio. Leemos allí que el rey Herodes se había
enredado en un ardor criminal con Herodíades. Tenía esta infame cortesana una
hija que danzó delante de él con tanta gracia que le prometió el rey cuanto le
pidiera, aunque fuera la mitad de su reino. Guardose bien la desdichada de
pedírsela, porque no era bastante; fuese a encontrar a su madre para tomar
consejo sobre lo que debía pedir al rey, y la madre, más infame que su hija, presentándole
una bandeja, la dijo: «Ve, y pide que te mande poner en este plato la cabeza de
Juan Bautista, para traérmela. Era esto en venganza de haberle echado en cara
el Bautista su mala vida. Quedose el rey sobrecogido de espanto ante esta
demanda; pues, por una parte, él apreciaba a San Juan Bautista, y le pesaba la
muerte de un hombre tan digno de vivir, ¿Qué iba a hacer? ¿qué partido iba a
tomar?. ¡Ah! maldito respeto humano ¿a qué te decidirás? Herodes no quisiera
decretar la muerte del Bautista; pero, por otra parte, teme que se burlen de
él, porque, siendo rey, no mantiene su palabra. Ve, dice por fin el desdichado
a uno de los verdugos, ve y corta la cabeza de Juan Bautista prefiero dejar que
grite mi conciencia a que se burlen de mí. Pero ¡qué horror! al aparecer la
cabeza en la sala, los ojos y la boca, aunque cerrados, parecían reprocharle su
crimen y amenazándole con los más terribles castigos. Ante su vista, Herodes
palidece y se estremece. ¡Ay! que el que se deja guiar por el respeto humano es
bien digno de lástima.
Es verdad que el respeto humano no nos impide hacer algunas
buenas obras. Pero ¡cuántas veces, en las mismas buenas obras, nos hace perder
el mérito! ¡Cuántas buenas obras, que no haríamos si no esperáramos ser por
ellas alabados y estimados del mundo! ¡Cuántos no vienen a la iglesia más que
por respeto humano, pensando que, desde el momento en que una persona no
practica ya la religión, por lo menos exteriormente, no se tiene confianza en
ella, pues, como suele decirse: ¡donde no hay religión, no hay tampoco
conciencia! ¡Cuántas madres que parecen tener mucho cuidado de sus hijos, lo
hacen solo por ser estimadas a los ojos del mundo! ¿Cuantos, que se reconcilian
con sus enemigos sólo por no perder la estima de la gente? ¡Cuántos, que no
serían tan correctos, si no supiesen que en ello les va la alabanza mundana!
¡Cuántos, que son más reservados en su hablar y más modestos en la iglesia a
causa del mundo! ¡Oh! ¡maldito respeto humano, qué de buenas obras echas a
perder, que a tantos cristianos conducirían al cielo, y no hacen sino
empujarlos al infierno!
Pero -me diréis- es que es muy difícil evitar que el mundo
se entrometa en todo lo que uno hace. ¿Y qué? No hemos de esperar nuestra
recompensa del mundo, sino de sólo Dios. Si se me alaba, sé bien que no lo
merezco, porque soy pecador; si se me desprecia, nada hay en ello de
extraordinario, tratándose de un pecador como yo, que tantas veces ha
despreciado con sus pecados al Señor; muchos más merecería. Por otra parte, ¿no
nos ha dicho Jesucristo: Bienaventurados los que serán despreciados y
perseguidos? Y ¿quiénes son los que os desprecian? Algunos infelices pecadores,
que, no teniendo el valor de hacer lo que vosotros hacéis para disimular su
vergüenza quisieran que obrárais como ellos; algún pobre ciego que, bien lejos
de despreciaros, debiera pasarse la vida llorando su infelicidad. Sus burlas
nos muestran cuán dignos son de lástima y de compasión. Son como una persona
que ha perdido el juicio, que corre por las selvas, se arrastra por tierra o se
arroja a los precipicios, gritando a los demás que hagan lo mismo; grite cuanto
quiera, la dejáis hacer, y os compadecéis de ella, porque no conoce su
desgracia. De la misma manera, dejemos a esos pobres desdichados que griten y
se mofen de los buenos cristianos; dejemos a esos insensatos en su demencia;
dejemos a esos ciegos en sus tinieblas; escuchemos los gritos aullidos de los
réprobos, pero nada temamos, sigamos nuestro camino; el mal se lo hacen a sí
mismos y no a nosotros; compadezcámoslos, y no nos separemos de nuestra línea
de conducta.
¿Sabéis por qué se burlan de vosotros? Porque ven que les
tenéis miedo y que por la menor cosa os sonrojáis. No es de vuestra piedad de
lo que ellos hacen burla, sino de vuestra inconstancia, y de vuestra flojedad
en seguir a vuestro capitán. Tomad ejemplo de los mundanos; mirad con qué
audacia siguen ellos al suyo. ¿No les veis cómo hacen gala de ser libertinos,
bebedores, astutos, vengativos? Mirad a un impúdico; ¿Se avergüenza acaso de
vomitar sus obscenidades delante de la gente?. ¿Y por qué esto?. Porque los
mundanos se ven constreñidos a seguir a su amo, que es el mundo; no piensan ni
se ocupan más que en agradarle; por más sufrimientos que les cueste, nada es
capaz de detenerlos. Ved aquí, lo que haríais también vosotros, si quisierais
en este punto imitarlos. No temeríais al mundo ni al demonio; no buscaríais ni
querríais más que lo que pueda agradar a vuestro Señor, que es el mismo Dios.
Convertid conmigo en que los mundanos son mucho más constantes en todos los
sacrificios que hacen para agradar a su amo, que es el mundo, que nosotros en
hacer lo que debemos para agradar a nuestro Señor, que es Dios.
II.- Pero ahora volvamos a empezar de otra manera. Dime,
amigo, ¿por qué razón te mofas tú de los que hacen profesión de piedad, o, para
que lo entiendas mejor, de los que gastan más tiempo que tú en la oración, de
los que frecuentan mas a menudo que tú los Sacramentos, de los que huyen los
aplausos del mundo? Una de tres: o es que consideráis a estas personas como
hipócritas, o, es que os burláis de la piedad misma o es, en fin, que os causa
enojos ver que ellos valen más que vosotros.
1.° Para tratarlos de hipócritas sería preciso que hubierais
leído en su corazón, y estuvieseis convencidos de que toda su devoción es
falsa. Pues bien, ¿no parece natural, cuando vemos a una persona hacer alguna
buena obra, pensar que su corazón es bueno y sincero? Siendo así, ved cuán
ridículos resultan vuestro lenguaje y vuestros juicios. Veis en vuestro vecino un
exterior bueno, y decís o pensáis que su interior no vale nada. Os muestran un
fruto bueno; indudablemente, pensáis, el árbol que lo lleva es de buena
calidad, y formáis buen juicio de él. En cambio, tratándose de juzgar a las
personas de bien, decís todo lo contrario: el fruto es bueno, pero el árbol que
lo lleva no vale nada. No, no, no sois tan ciegos ni tan insensatos para
disparatar de esta manera.
2.º Digo, en segundo lugar, que os burláis de la piedad
misma. Pero me engaño; no os burláis de tal persona porque sus oraciones son
largas o frecuentes y hechas con reverencia. No, no por esto, porque también
vosotros oráis (por lo menos, si no lo hacéis, faltáis a uno de vuestros
primeros deberes). ¿Es, acaso, porque ella frecuenta los Sacramentos? Pero tampoco
vosotros habéis pasado el tiempo de vuestra vida sin acercaros a los santos
Sacramentos; se os ha visto en el tribunal de la penitencia, se os ha visto
llegaros a la sagrada mesa. No despreciáis, pues, a tal persona porque cumple
mejor que vosotros sus deberes de religión, estando perfectamente convencidos
del peligro en que estamos de perdernos, Y, por consiguiente de la necesidad
que tenemos de recurrir a menudo a la oración y a los Sacramentos para
perseverar en la gracia del Señor, Y sabiendo que después de este mundo ningún
recurso queda: bien, o mal, fuerza será permanecer en la suerte que, al salir
de él, nos quepa por toda la eternidad.
3.° No, nada de esto es lo que nos enoja en la persona de
nuestro vecino. Es que, no teniendo el valor de imitarle, no quisiéramos sufrir
la vergüenza de nuestra flojedad; antes quisiéramos arrastrarle a seguir
nuestros desordenes y nuestra vida indiferente. ¿Cuántas veces nos permitimos
decir: para qué sirve tanta mojigatería, tanto estarse en la iglesia, madrugar
tanto para ir a ella, y otras cosas por el estilo? ¡Ah! es que la vida de las
personas seriamente piadosas es la condenación de nuestra vida floja e
indiferente. Bien fácil es comprender que su humildad y el desprecio que ellas
hacen de sí mismas condena nuestra vida orgullosa, que nada sabe sufrir, que
quisiera la estimación y alabanza de todos. No hay duda de que su dulzura y su
bondad para con todos abochorna nuestros arrebatos y nuestra cólera; es cosa
cierta que su modestia, su circunspección en toda su conducta, condena nuestra
vida mundana y llena de escándalos. ¿No es realmente esto solo lo que nos
molesta en la persona de nuestros prójimos? ¿No es esto lo que nos enfada
cuando oímos hablar bien de los demás y publicar sus buenas acciones? Sí, no
cabe duda de que su devoción, su respeto a la Iglesia nos condena, y contrasta
con nuestra vida toda disipada y con nuestra indiferencia por nuestra
salvación. De la misma manera que nos sentimos naturalmente inclinados a
excusar en los demás los defectos que hay en nosotros mismos, somos propensos a
desaprobar en ellos las virtudes que no tenemos el valor de practicar. Así lo
estamos viendo todos los días. Un libertino se alegra de hallar a otro
libertino que le aplauda en sus desórdenes; lejos de disuadirle, le alienta a
proseguir en ellos. Un vengativo se complace en la compañía dé otro vengativo
para aconsejarse mutuamente, a fin de hallar el medio de vengarse de sus
enemigos. Pero poned una persona morigerada en compañía de un libertino, una
persona siempre dispuesta a perdonar con otra vengativa; veréis cómo en seguida
los malvados se desenfrenan contra los buenos y se les echan encima. ¿y por qué
esto, sino porque, no teniendo la virtud de obrar como ellos, quisieran poder
arrastrarlos a su parte, a fin de que la vida santa que éstos llevan no sea una
continuada censura de la suya propia? Mas, si queréis comprender la ceguera de
los que se mofan de las personas que cumplen mejor que ellos sus deberes de
cristianos, escuchadme un momento.
¿Qué pensaríais de un pobre que tuviera envidia de un rico,
si él no fuese rico sino porque no quiere serlo? No le diríais: amigo, ¿por qué
has de decir mal de esta persona a causa de su riqueza? De ti solamente depende
ser tan rico como ella, y aun más si quieres. Pues de igual manera, ¿por qué
nos permitimos vituperar a los que llevan una vida más arreglada que la
nuestra? Sólo de nosotros depende ser como ellos y aun mejores. El que otros
practiquen la religión con más fidelidad que nosotros no nos impide ser tan honestos
y perfectos como ellos, y más todavía, si queremos serlo.
Digo, en tercer lugar, que las gentes sin religión que
desprecian a quienes hacen profesión de ella...; pero, me engaño: no es que los
desprecien, lo aparentan solamente, pues en su corazón los tienen en grande
estima. ¿Queréis una prueba de esto? ¿A quién recurrirá una persona, aunque no
tenga piedad, para hallar algún consuelo en sus penas, algún alivio en sus
tristezas y dolores? ¿Creéis que irá a buscarlo en otra persona sin religión como
ella? No, amigos, no. Conoce muy bien que una persona sin religión no puede
consolarle, ni darle buenos consejos. Irá a los mismos de quienes antes se
burlaba. Harto convencido está de que sólo una persona prudente, honesta y
temerosa de Dios puede consolarlo y darle algún alivio en sus penas. ¡Cuántas
veces, en efecto, hallándonos agobiados por la tristeza o por cualquiera otra
miseria, hemos acudido a alguna persona prudente y buena y, al cabo de un
cuarto de hora de conversación, nos hemos sentido totalmente cambiados y nos
hemos retirado diciendo ¡Qué dichosos son los que aman a Dios y también los que
viven a su lado! He aquí que yo me entristecía, no hacía más que llorar, me
desesperaba; y, con unos momentos de estar en compañía de esta persona me he sentido
todo consolado. Bien cierto es cuando ella me ha dicho: que el Señor no ha
permitido esto sino por mi bien, y que todos los santos y santas habían pasado
penas mayores, y que más vale sufrir en este mundo que en el otro. Y así
acabamos por decir: en cuanto se me presente otra pena, no demoraré en acudir a
él de nuevo en busca de consuelo. ¡Oh, santa y hermosa religión! ¡cuán dichosos
son los que te practican sin reserva, y cuán grandes y preciosos son los
consuelos v dulzuras que nos proporcionas... !
Ya veis, pues, que os burláis de quienes no lo merecen; que
debéis, por el contrario, estar infinitamente agradecidos a Dios por tener
entre vosotros algunas almas buenas que saben aplacar la cólera del Señor, sin
lo cual pronto seríamos aplastados por su justicia. Si lo pensáis bien, una
persona que hace bien sus oraciones, que no busca sino agradar a Dios, que se
complace en servir al prójimo, que sabe desprenderse aun de lo necesario para
ayudarle, que perdona de buen grado a los que le hacen alguna injuria, no
podéis decir que se porte mal antes al contrario. Una tal persona no es sino
muy digna de ser alabada y estimada de todo el mundo. Sin embargo, a esta
persona es a quien criticáis; pero ¿no es verdad que, al hacerlo, no pensáis lo
que decís? Ah, es cierto, os dice vuestra conciencia; ella es más dichosa que
nosotros. Oye, amigo mío, escúchame, y yo te diré lo que debes hacer: bien
lejos de vituperar a ésta clase de personas y burlarte de ellas, has de hacer
todos los esfuerzos posibles para imitarlas, unirte todas las mañanas a sus
oraciones y a todos los actos de piedad que ellas hagan entre día. Pero
-diréis- para hacer lo que ellas se necesita violentarse y sacrificarse
demasiado. ¡Cuesta mucho trabajo!... No tanto como queréis vosotros suponer.
¿Tanto cuesta hacer bien las oraciones de la mañana y de la noche? ¿Tan
dificultoso es escuchar la palabra de Dios con respeto, pidiendo al Señor la
gracia de aprovecharse? ¿Tanto se necesita para no salir de la iglesia durante
las instrucciones? ¿Para abstenerse de trabajar el domingo? ¿Para no comer
carne en los días prohibidos y despreciar a los mundanos empeñados en perderse?
Si es que teméis que os llegue a faltar el valor, dirigid
vuestros ojos a la cruz donde murió Jesucristo, y veréis cómo no os faltará
aliento. Mirad a esas muchedumbres de mártires, que sufrieron dolores que no
podéis comprender vosotros, por el temor de perder sus almas. ¿Os parece que se
arrepienten ahora de haber despreciado el mundo y el qué dirán?
Concluyamos diciendo: ¡Cuán pocas son las personas que
verdaderamente sirven a Dios !Unos tratan de destruir la religión, si fuese
posible, con la fuerza de sus armas, como los reyes y emperadores paganos;
otros con sus escritos impíos quisieran deshonrarla y destruirla si pudiesen;
otros se mofan de ella en los que la practican ; otros, en fin, sienten deseos
de practicarla, pero tienen miedo de hacerlo delante del mundo. ¡Ay! ¡qué
pequeño es el número de los que andan por el camino del cielo, pues sólo se
cuentan en el los que continua y valerosamente combaten al demonio y sus
sugestiones, y desprecian al mundo con todas sus burlas! Puesto que esperamos
nuestra recompensa y nuestra felicidad de sólo Dios, ¿por qué amar al mundo,
habiendo prometido no seguir más que a Jesucristo, llevando nuestra cruz todos
los días de nuestra vida? Dichoso, aquel que no busca sino sólo a Dios y
desprecia todo lo restante.
Esta es la dicha que os deseo.
San Juan Bta. Mª Vianney (Cura de Ars)
sábado, 21 de febrero de 2015
jueves, 19 de febrero de 2015
2a. CRO. 7 -14 " SI SE HUMILLARE MI PUEBLO, SOBRE EL CUAL MI NOMBRE ES INVOCADO Y ORARE Y BUSCARE MI ROSTRO Y SE CONVIRTIERE DE LOS MALOS CAMINOS; ENTONCES YO, OIRÉ DESDE LOS CIELOS Y PERDONARÉ SUS PECADOS, Y SANARÉ SU TIERRA."
BUSCADME Y VIVEREIS
LLAMADO URGENTE A HACER PENITENCIA DURANTE ESTA CUARESMA, PODRÍA SER LA ÚLTIMA PARA ALGUNOS DE NOSOTROS. APROVECHEMOS ESTA OPORTUNIDAD DE LA GRACIA DIVINA SOBRE LA HUMANIDAD, PARA APORTAR NUESTRO GRANITO DE ARENA POR LA SED DE ALMAS DEL SEÑOR. ( 5ª. PALABRA).
ANTECEDENTES DE TANTAS INTERVENCIONES DIVINAS COMO LA DE NÍNIVE: SE HUMILLARON ANTE EL CREADOR, RECONOCIENDO SU GRANDEZA Y A LA VEZ SU SENCILLEZ, ANTE LA PEQUEÑEZ Y ARROGANCIA DE LA CREATURA.
OJALÁ CLAMEMOS A DIOS NOS REGALE LA GRACIA DE SU HUMILDAD EN MEDIDA ABUNDANTE, REMECIDA, COLMADA Y APRETADA, PARA RECONOCERNOS NADA, ANTE SU GRANDEZA Y VEAMOS A NUESTRO HERMANO NECESITADO COMO LA DISCULPA QUE EL SEÑOR PONE ANTE NUESTROS OJOS PARA LA SALVACIÓN DE NUESTRA ALMA.
GLOBALIZACIÓN DEL PECADO Y LOS ANTI-VALORES.
“GLOBALIZACIÓN O MUNDIALIZACIÓN....EN TODOS LOS ASPECTOS: TECNOLÓGICO, ECONÓMICO, SOCIAL Y CULTURAL.
ENTRE OTROS” (wikipedia)
GLOBALIZACIÓN DEL PECADO NO SE PRACTICAN LOS VALORES MORALES-CRISTIANOS.
SE LE DA RELEVANCIA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CADA VEZ MÁS A LOS
ANTI-VALORES Y NOSOTROS NOS QUEDAMOS CALLADOS.
PERO IGUALMENTE LAS ÚLTIMAS Y TRISTES NOTICIAS QUE NOS MUESTRAN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN
EL MUNDO ENTERO, REFLEJAN LAS CONSECUENCIAS Y HUELLAS QUE HA DEJADO LA
MUNDIALIZACIÓN Y MUNDANIZACIÓN DE LOS ANTI VALORES; ES DECIR, DEJAMOS DE
LADO LOS VALORES MORALES QUE NOS LEGARON NUESTROS PADRES POR LA PRÁCTICA DEL
EVANGELIO. El SEGUIMIENTO A LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS QUIEN DIO SU VIDA EN
RESCATE POR NOSOTROS Y NOSOTROS LE ENTREGAMOS TODO EN BANDEJA A SU ADVERSARIO,
AHORA ÉL ES QUIEN GOBIERNA EN UN MUNDO
SIN LA PRÁCTICA DE VIRTUDES MORALES CRISTIANAS. PORNOGRAFÍA- LIBERTINAJE –
DEGRADACIÓN DEL SER HUMANO – LEYES ANTI NATURALES CONTRA LOS NIÑOS, LEGALIZACIÓN
UNIONES DE HOMOSEXUALES Y LESBIANAS, QUERER LEGALIZAR SUS DERECHOS, SIN TENERSE
EN CUENTA LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS Y SU BIENESTAR, IDEOLOGÍA DE GÉNERO,
EUTANACIA, LEGALIZACIÓN DE LA DROGA Y EL
ABORTO ENTRE OTROS MALES……
RESULTADO: CAOS TOTAL,
DOLOR, CORAZONES DESTROZADOS, VIOLENCIA, RENCORES, RENSILLAS, RETALIACIONES,
MUERTES DE BEBÉS NO NACIDOS, NIÑOS, JÓVENES Y ADULTOS.
Del libro del
Deuteronomio 30,15-20. Jueves 19 de Febrero de 2015. "HOY PONGO DELANTE
DE TI LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN". Mira que te he ofrecido en este día
el bien y la vida, por una parte, y por la otra, el mal y la muerte. Lo que
hoy te mando es que tú ames […]
|
|||
Deuteronomio 30: 15 - 20
|
|||
15
|
Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia.
|
||
16
|
Si escuchas los mandamientos de Yahveh tu Dios que yo te prescribo
hoy, si amas a Yahveh tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus
mandamientos, preceptos y normas, vivirás y multiplicarás; Yahveh tu Dios te
bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión.
|
||
17
|
Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar a
postrarte ante otros dioses y a darles culto,
|
||
18
|
yo os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que no viviréis muchos
días en el suelo que vas a tomar en posesión al pasar el Jordán.
|
||
19
|
Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te
pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que
vivas, tú y tu descendencia,
|
||
20
|
amando Yahveh tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a él; pues en
eso está tu vida, así como la prolongación de tus días mientras habites en la
tierra que Yahveh juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
|
CRONICAS
7 -14
BUSCADME
Y VIVEREIS DICE EL SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS…
LLAMADO URGENTE A HACER PENITENCIA DURANTE ESTA
CUARESMA, PODRÍA SER LA ÚLTIMA PARA ALGUNOS DE NOSOTROS. APROECHEMOS ESTA OPORTUNIDAD
DE LA GRACIA DIVINA SOBRE LA HUMANIDAD, PARA APORTAR NUESTRO GRANITO DE ARENA
POR LA
SED DE ALMAS DEL SEÑOR. ( 5ª. PALABRA).
ANTECEDENTES
DE TANTAS INTERVENCIONES DIVINAS COMO LA DE NÍNIVE: SE HUMILLARON ANTE EL SEÑOR
RECONOCIENDO SU GRANDEZA ANTE NUESTRA PEQUEÑEZ.
OJALÁ CLAMEMOS A DIOS NOS REGALE HUMILDAD
EN MEDIDA ABUNDANTE, REMECIDA, COLMADA Y APRETADA, PARA RECONOCERNOS NADA, ANTE
SU GRANDEZA Y VEAMOS A NUESTRO HERMANO NECESITADO COMO LA DISCULPA QUE EL SEÑOR
PONE ANTE NUESTROS OJOS PARA LA SALVACIÓN DE NUESTRA ALMA.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)